Cuando nos damos la oportunidad de profundizar en nosotras, de ahacer un real ejercicio de autoconocimiento, para conocernos de verdad y aceptarnos como somos, se producen grandes cambios.
Cuando reconocemos nuestra esencia y abrazamos con compasión nuestra figura descubrimos eso que queremos proyectar, eso que tanto nos gusta de nosotras y alcanzamos con éxito eso que soñamos, porque el vestuario es una herramienta más.
Conocer esos puntos fuertes – que todas tenemos – que queremos visibilizar, y esos que no tanto de nuestro cuerpo, nos permitirá destacar unas piernas lindas y tonificadas, un pelo saludable y brillante, una gran sonrisa o unos ojos expresivos.
Aprovechemos esas partes de nuestro cuerpo que tanto nos gustan y presumamos de ellas con mucha seguridad. Esta es una forma de hacer elecciones asertivas a la hora de vestirnos con coherencia. Solo si nos conocemos, lograremos dar una percepción en concordancia con nuestro estilo de vida, nuestro cuerpo y profesión.