La paz está enferma, necesita insulina; la paz se apaga, necesita quién la conecte; la paz tiene los circuitos fundidos, necesita quién la repare. La paz necesita silencio y reposo, como todo paciente en cuidados intensivos. Anudemos las armas que hieren nuestra patria y liberemos nuestras voces para que cada palaba que salga de nuestros labios construya, edifique y sane.
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